miércoles, 20 de abril de 2011

COMPETENCIA SOCIAL Y CIUDADANA. (1)


Para abordar la Competencia Social y Ciudadana es necesario anticipar una serie de implicaciones educativas (1 y 2) que, aunque generales a todas ellas son de especial interés en aquellas con un carácter más interdisciplinar como es esta.

1. Trabajar la educación formal, no formal e informal.

Se trata de una competencia que se trabaja (bien, mal o regular) de hecho en lo que se ha venido a llamar, educación formal, no formal e informal.

La educación formal, es el proceso integral correlacionado que comprendería el sistema educativo altamente institucionalizado, cronológicamente graduado y jerárquicamente estructurado, que abarca desde la educación primaria hasta la educación secundaria, y conlleva una intención deliberada y sistemática que se concretiza en un currículo oficial y se aplica en calendario y horario definido.

La educación no formal nos queda definida como toda actividad educativa, organizada y sistemática realizada fuera del marco del ámbito oficial, para facilitar determinadas clases de aprendizaje a subgrupos particulares de la población.

La educación informal permite adquirir y acumular conocimientos y habilidades mediante las experiencias diarias y la relación con el medio ambiente. Es un proceso de aprendizaje continuo y espontáneo que se realiza fuera del marco de la educación formal y la educación no formal, como hecho social no determinado, de manera intencional. El sistema la reconoce y la utiliza como parte de sus aprendizajes.

La complejidad del hecho educativo fuerza al sistema a incorporar estos tres procesos en su planificación. El cuerpo central del sistema educativo se articula en torno a la educación formal, pero es necesario no perder de vista que continuamente estamos realizando interacciones de carácter informal altamente educativas que exigen hacerlas conscientes, debatidas y planificadas. Del mismo modo resulta imposible no reconocer la progresiva participación del sistema educativo dentro de la educación no formal aunque sea de modo improvisado, tangencial y asistemático.

Asumir el trabajo de las competencias a fondo y en serio, y, claro está, la social y ciudadana, hecha de conceptos pero sobre todo de conductas, es asumir que es necesario una implicación mayor del sistema educativo (y, por supuesto, de los docentes) en los tres procesos y una reflexión y planificación rigurosa sobre los mismos.

2. Necesidad de planificación sincrónica y diacrónica.

- Planteamiento sincrónico y diacrónico. Toda efectividad conlleva un tratamiento sistemático en el tiempo. No hay eficacia si cada uno realiza la batalla por su cuenta y de la manera que decida por cuenta propia, es necesario un planteamiento sincrónico, integrado, vertebrado a un eje común. Ni hay eficacia si las actuaciones educativas que podamos hacer tienen un carácter ocasional en la vida escolar del alumno. Esa sistematicidad también tiene que tener un carácter diacrónico, mantenida en el tiempo de la vida escolar del alumno. Todo esto conlleva un principio subyacente claro: es necesario primar las decisiones de equipo, de centro de proyecto común, sobre el protagonismo individual y una libertad de cátedra mal entendida. Prima el derecho del alumno a la recepción de una educación eficaz y coherente, es este derecho el que garantizan las leyes españolas; la función pública docente ha de estar al servicio (servicio público) de este derecho.

- Cultura de centro. Educa el centro. Esta visión global es una visión de centro. Todos formamos parte de un mismo cuerpo y todos tenemos una función clara en su funcionamiento. Que educa el centro quiere decir que educan todos los tiempos y espacios que hay en él, todos los gestos que en él realizamos. Esto supone responsabilidad en ello, salir de los reinos de taifas independientes para implicarnos en esa educación global.


- Planificación integrada de todos los espacios y tiempos. Todo educa. Esos objetivos comunes han de presidir cada uno de los momentos y lugares de la vida del centro. Todo espacio y tiempo es susceptible de ser aprovechable a esos objetivos. Colabora (o entorpece) la adquisición de las competencias básicas.


- Apertura a la comunidad. Por último, todo esto requiere una participación de la comunidad educativa y del entorno del centro. En primer lugar en el desarrollo del currículo no formal e informal, pero también en la participación de ese entorno en el desarrollo del currículo formal dando pasos hacia una verdadera comunidad de aprendizaje.


- Generar entornos de aprendizaje. El entorno de aprendizaje no es el aula sino el centro, no es el grupo-clase sino la comunidad educativa, no es la materia sino cada uno de los espacios y tiempos del centro. Entornos que estimulen la creatividad y el pensamiento, que motiven la adquisición del conocimiento.

¿ En que estrategias puede irse traduciendo el trabajo de la competencia?:

Con ánimo de hacerlo más comprensible las dividiré en tres campos: para desarrollar dentro del aula, fuera de ese espacio y tiempos, pero dentro del centro educativo, y, por último, para desarrollar en el entorno del centro. No debería ser necesario matizar que es una división que no debe ser entendida de manera rígida ya que todo debe encontrarse interconectado.

Aula:


· La Educación para la Ciudadanía:

La competencia social y ciudadana puede abordarse con distintas estrategias en todas las áreas del currículum aunque pueda hacerse de manera conceptual en unas más que en otras. En este sentido es necesario resaltar la Educación para la Ciudadanía que entra de lleno en ella.

Es suficiente revisar los bloques que la componen para comprender esa directa vinculación y, al mismo tiempo, ver como inexplicable desde razones estrictamente educativas la oposición frente a ella que se ha organizado desde sectores políticos y religiosos que no es necesario nombrar.

En Educación Primaria

  • Bloque 1.- Individuos y relaciones interpersonales y sociales
  • Bloque 2.- La vida en comunidad
  • Bloque 3.- Vivir en sociedad

En Educación secundaria -en España comprende la Educación Secundaria Obligatoria (España) (ESO) y el Bachillerato-

  • Bloque 1.- Aproximación respetuosa a la diversidad
  • Bloque 2.- Relaciones interpersonales y participación
  • Bloque 3.- Deberes y derechos ciudadanos
  • Bloque 4.- Las sociedades democráticas del siglo XXI
  • Bloque 5.- Ciudadanía en un mundo global

Uno de los elementos positivos que permite esta materia es la oportunidad de explicar, justificar y argumentar las conductas propuestas, pero precisamente porque nos encontramos en un campo claramente conductual es importante no olvidarse de que no puede quedar reducida a un libro, unas lecciones, unos exámenes y que prácticamente todas las estrategias que puedan plantearse son susceptibles de ser utilizadas en la materia.




· Programar el aprendizaje de habilidades para conversar.


Estas habilidades no son innatas, sino que se aprenden, y por tanto, se pueden enseñar.

Algunas de las habilidades que se deben aprender para mejorar sus relaciones con los compañeros son:

-Saber escuchar a los otros que permitirá seguir la conversación, hacer preguntas, introducir nuevos temas, etc.

-Esperar el momento adecuado para intervenir, no interrumpir constantemente, no convertirse en el protagonista absoluto de la conversación.

-No existe conversación de uno, es monólogo. Valorar siempre lo que los demás pueden

aportarme.

- No hay conversación en la repetición constante de los mismos argumentos por unos y por otros. Es monólogo colectivo. La conversación es rica cuando se dan opiniones diferentes o se

aportan informaciones no conocidas.

-Respetar las opiniones de los otros.

-Decir con claridad lo que uno siente y quiere. Es conveniente expresar las emociones propias.

-Preguntar a los demás. Interesarse por el otro y preguntar por sus cosas.

-Responder en función de lo que el otro ha comentado. De lo contrario se trataría de un “diálogo de sordos”.

-Centrarse en la conversación: no hacer otra actividad mientras se conversa y no cambiar de tema.

-Hacer comentarios positivos de lo dicho por el interlocutor.

-Mostrar interés por lo que el otro habla. Eso se consigue mirando a los ojos a la otra persona, sonriendo, asintiendo con la cabeza mientras habla, mostrando preocupación por sus sentimientos, etc.



· Programar el aprendizaje de habilidades sociales.


Las habilidades sociales son un conjunto de conductas, asociadas a los animales, puestas de manifiesto en las relaciones con otros seres de la misma especie. En el caso de las personas, estas dotan a la persona que las posee de una mayor capacidad para lograr los objetivos que pretende, manteniendo su autoestima sin dañar la de las personas que la rodean. Estas conductas se basan fundamentalmente en el dominio de las habilidades de comunicación y requieren de un buen autocontrol emocional por parte del individuo.

Además las habilidades sociales son parte de la formación del individuo desde su infancia hasta su muerte. Las habilidades sociales se forman desde el hogar e influye la escuela. Hay diferentes tipos de habilidades sociales: entre los diferentes tipos que se pueden entrenar existe la asertividad, la empatía (ponerse en el lugar del otro), la comunicación no verbal, la planificación, el establecer metas y objetivos, la resolución de problemas, entre otras.

El lenguaje no verbal

· La mirada. Mirar a los ojos o a la zona superior de la cara ayuda a establecer el contacto y dependiendo de cómo sean esas miradas se expresan las emociones: se considera más cercanas a las personas que miran más a su interlocutor, pero no si es de forma fija y dominante. Y mirar poco puede ser signo de timidez. La mirada acompaña a la conversación: si miramos cuando escuchamos animamos a la otra persona a comunicarse. En cambio, mirar a los ojos cuando hablamos convierte nuestro discurso en más convincente.

· La sonrisa casi siempre denota cercanía, suaviza tensiones y facilita la comunicación. Pero si el gesto sonriente expresa ironía o escepticismo puede manifestar rechazo, indiferencia o incredulidad.

· La postura corporal. Los gestos del cuerpo expresan cómo se siente interiormente la persona según sea su manera de sentarse, de caminar... Se pueden trasmitir escepticismo (encogiéndose de hombros), agresividad (apretando los puños), indiferencia (sentándonos casi tumbados cuando alguien nos habla). La distancia física entre personas que se comunican también indica la proximidad emocional entre esos individuos. Dos cuerpos cercanos expresan proximidad afectiva. Volver la espalda o mirar hacia otro lado es una manifestación de rechazo o desagrado. Un cuerpo contraído expresa decaimiento y falta de confianza en uno mismo; y un cuerpo expandido, todo lo contrario.

· La postura corporal. Los gestos del cuerpo expresan cómo se siente interiormente la persona según sea su manera de sentarse, de caminar... Se pueden trasmitir escepticismo (encogiéndose de hombros), agresividad (apretando los puños), indiferencia (sentándonos casi tumbados cuando alguien nos habla). La distancia física entre personas que se comunican también indica la proximidad emocional entre esos individuos. Dos cuerpos cercanos expresan proximidad afectiva. Volver la espalda o mirar hacia otro lado es una manifestación de rechazo o desagrado. Un cuerpo contraído expresa decaimiento y falta de confianza en uno mismo; y un cuerpo expandido, todo lo contrario.

· Los gestos. Los que se producen con las manos y la cabeza acompañan y enfatizan lo que se comunica con la palabra o el silencio.

La voz acompaña a la palabra

Las mismas palabras con entonación diferente trasmiten sentimientos tan distintos como ironía, ira, excitación, sorpresa o desinterés. Un tono mortecino es señal de abatimiento o depresión. Una conversación que se mantiene siempre en el mismo tono resulta monótona y aburrida y suscita poco interés. Se hace oír más, comunica mejor, la persona que juega con las modulaciones de voz a lo largo de su charla. El tono, que tan poco cuidamos normalmente, es a veces tan importante como el propio contenido de nuestras palabras.

Un volumen alto de voz expresa seguridad y dominio de la situación, pero cuando se eleva demasiado puede suscitar rechazo y connotar agresividad. El volumen bajo, por su parte, puede sugerir estados de ánimo como debilidad o falta de confianza en uno mismo pero también confidencialidad y cercanía. La fluidez de la palabra y el ritmo. La utilización de repeticiones, muletillas, frases hechas y de relleno y los titubeos producen impresión de inseguridad, monotonía e incluso desconcierto en quien escucha.

Todos estos elementos de conducta relacional son herramientas de nuestra forma de estar en sociedad, y, bien articulados, nos ayudan a relacionarnos de forma más eficiente. Las habilidades sociales son conductas aprendidas y, por tanto, podemos mejorarlas. Facilitan la relación con otras personas y nos ayudan a ser más nosotros mismos, reivindicando nuestros derechos y peculiaridades sin negar los derechos de los demás. Lo más positivo es que facilitan la comunicación y la resolución de problemas con otras personas.

El arte de convivir con los demás consiste en no quedarse corto y en no pasarse. Es un equilibrio entre ambos extremos, lo que se conoce como asertividad: ser nosotros mismos y resultar convincentes sin incomodar a los demás, al menos no más de lo imprescindible. La persona persuasiva, eficaz en su comunicación y que resulta agradable a sus interlocutores puede considerarse asertiva. Veamos lo que entendemos por quedarse corto y por pasarse.

· Quedarse corto. Actitudes pasivas. Incapacidad para expresar con libertad lo que se siente, la propia opinión. Pedir disculpas constantemente. Es la falta de respeto hacia las propias necesidades. El individuo pasivo trata de evitar los conflictos, al precio que sea. Quien actúa así no hace comprender sus necesidades y termina sintiéndose marginada y mostrándose irritada por la carga de frustración acumulada. Tampoco para sus interlocutores es fácil la situación de adivinar qué desea el pasivo y termina por considerarlo como una persona molesta.

· Pasarse. Son las conductas agresivas e inadecuadas, avasallar los derechos de los demás por la defensa de los propios. Estas conductas agresivas pueden incluir desconsideraciones hacia el otro, insultos, amenazas y humillaciones e incluso ataques físicos. Tampoco falta la ironía y el sarcasmo despectivo. Se tiende a la dominación, a negar al otro la capacidad de defenderse, de responder equitativamente. Las consecuencias, a largo plazo, siempre son negativas incluso para el agresor que se queda sin amigos por mucho que pueda haber ganado súbditos.

La conducta asertiva es la más hábil socialmente porque supone la expresión abierta de los sentimientos, deseos y derechos pero sin atacar a nadie. Expresa el respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Pero aclaremos que ser asertivo no significa la ausencia de conflicto con otras personas, sino el saber gestionar los problemas cuando surgen.

Qué hacer para resultar más asertivos

· Valorarnos suficientemente. Mantener y cultivar un buen concepto de uno mismo, identificando y remarcando nuestros valores y cualidades.

· No enfadarnos gratuitamente o por nimiedades. Enfadados nos encontramos mal emocionalmente y, además, trasmitimos imagen de debilidad. Lo conveniente es recuperar la calma, contextualizar el problema, calmarse y expresar tranquilamente nuestra opinión.

· Evitar las amenazas. Es más eficaz, para que nos tomen en serio y nos valoren, reflexionar sobre los pasos que vamos a dar para defender nuestras opiniones, posturas o derechos y luego enunciar los argumentos con corrección, pero no exenta de firmeza si la situación lo requiere.

· No pidamos disculpas protocolariamente, hagámoslo sólo cuando sea necesario.

· Nunca ignoremos a los demás. Escuchemos mostrando respeto por el otro e interés por lo que dice. No avasallemos, por mucha razón que creamos tener. Y permitamos que el otro tenga siempre una salida digna, no cerremos puertas al diálogo. Seamos, en fin, asertivos. Nadie necesita enemigos y a todos nos viene bien contar con gente que nos aprecie y respete y que se preste, en un momento dado, a defendernos o a colaborar con nosotros.

· Admitamos nuestros errores y equivocaciones. Seremos más estimados y queridos.

Habilidades para conseguir el equilibrio personal

Habilidades elementales:

· Escuchar al otro. Trabajar la capacidad de comprender lo que me están comunicando

· Aprender a iniciar una conversación y a mantenerla

· Aprender a formular preguntas

· Saber dar las gracias

· Presentarse correctamente ataviado

· Saber presentarnos a otros y presentar a los demás

· Saber hacer un cumplido, sin zalamerías y con afecto.

Habilidades avanzadas:

· Aprender a pedir ayuda

· Capacitarnos para dar y seguir instrucciones

· Saber pedir disculpas

· Aprender a convencer a los demás, a ser persuasivo.

Habilidades relacionadas con los sentimientos:

· Conocer nuestros sentimientos y emociones y saber expresarlos

· Comprender, valorar y respetar los sentimientos y emociones de los demás

· Saber reaccionar ante el enfado del interlocutor y gestionar bien la situación

· Resolver las situaciones de miedo.

Habilidades alternativas a la agresividad

· Pedir permiso

· Compartir cosas, sensaciones y sentimientos

· Ayudar a los demás

· Aprender a negociar, a consensuar, a llegar a acuerdos

· Recurrir al autocontrol en las situaciones difíciles

· Defender nuestros derechos cuando los veamos amenazados

· Responder a las bromas cuando proceda

· Rehuir las peleas, dialécticas y de las otras.


Efectos de un programa en Habilidades Sociales. Tesis Doctoral



· La Asamblea. Establecer normas de participación democrática.


Características generales de una asamblea escolar.

Asamblea de centro/aula

Las asambleas de centro y/o de aula en Educación Primaria constituyen una estrategia importante para fomentar la participación, la crítica y la implicación en la gestión de uno o de otra.
Poner en marcha las asambleas requiere:

- Espacio y tiempo regulado y periódico para ellas.

- Normas de funcionamiento: participación, límites y posibilidades.

- Importancia y validez de los acuerdos que en ella se tomen

- Garantizar la libertad y la justicia.

LA ASAMBLEA DE AULA
Las cuestiones que plantea la convivencia diaria en el grupo-clase son un marco especialmente apropiado para que las alumnas y los alumnos aprendan un modelo de participación democrática. Para ello, una estrategia básica, que considero especialmente apropiada, es la de potenciar el grado de autonomía y responsabilidad de las alumnas y los alumnos en la organización de la vida del aula y en la resolución de los conflictos que surgir en esa convivencia. Se trata de crear las condiciones para que las alumnas y los alumnos expresen sus ideas, propuestas, sugerencias, quejas, conflictos, etc., a través de la participación en asambleas de aula. Esta constituye un foro, en el que profesores, profesoras y alumnado analizan y debaten todo tipo de temas relacionados con la convivencia y el trabajo escolar. Su estructura y funcionamiento son especialmente apropiados para que las alumnas y los alumnos aprendan un modelo de participación democrática. En la asamblea se pueden expresar libremente las ideas y opiniones, y las decisiones se tienen que tomar de modo democrático, lo cual supone que, cuando no existe consenso sobre un tema, es necesario realizar una votación sobre las opciones existentes. Participar en la asamblea implica ser capaz de dialogar y debatir de un modo ordenado, comunicando nuestras opiniones y sentimientos al resto de la clase y respetando las opiniones que sean contrarias a las nuestras. La capacidad para argumentar de cada alumno y cada alumna es la única "arma" de que dispone para que las demás personas acepten sus ideas y propuestas.
La asamblea de aula se puede realizar en todas las etapas educativas, aunque, como es lógico, el formato y los objetivos de las mismas cambiarán sustancialmente de unas etapas educativas a otras. De cualquier manera siempre se mantienen unos aspectos comunes a todas las edades, basados en el diálogo y la toma de decisiones colectivas. Los temas que se pueden tratar en una asamblea son muy variados: elección de la persona delegada, subdelegada, encargada de material, listas, elaboración de las normas del aula, análisis y discusión de los conflictos surgidos, realización de tareas escolares, relaciones alumnado-profesorado, etc.

1. LA ORGANIZACIÓN DE LA CLASE. Para llevar a cabo las asambleas en el aula, es necesario organizar algunos aspectos de la misma, como es la dedicación de un espacio y un tiempo para su realización. Lo más apropiado es efectuarlas en la hora de tutoría, con una frecuencia semanal o quincenal. En caso de no existir la hora de tutoría, es necesario habilitar un período de tiempo para la misma o integrarla dentro del área de lenguaje. Hay que tener en cuenta que dedicar una sesión semanal del área de lenguaje a la realización de asambleas de aula, en ningún caso se puede considerar que vaya en detrimento de los contenidos de dicha área, sino que, muy al contrario, supone un entrenamiento y un refuerzo de la capacidad de expresión oral, tan necesaria para la formación integral de la persona y, a su vez, tan arrinconada tradicionalmente en nuestro sistema educativo en favor de la expresión escrita. Como primer paso, de modo previo a la realización de la asamblea, es necesario establecer mecanismos para que las alumnas y los alumnos puedan manifestar los temas de su interés que desean tratar en la misma. Para ello, en los cursos más bajos se puede colocar en el panel de la clase unas hojas con diversos apartados: critico, felicito, propongo, según el modelo de Freinet, (Freinet 1972), en las que las alumnas y los alumnos van anotando los asuntos que consideran conveniente llevar a la asamblea. Con alumnos y alumnas mayores, estas hojas se pueden sustituir por un buzón de clase en el que éstos introducen sus escritos razonados sobre los temas a tratar. Para facilitar el desarrollo de la asamblea y, sobre todo, cuando los temas propuestos son muy variados y numerosos, se pueden establecer unos grupos de trabajo o comisiones de alumnado y profesorado que seleccionen los temas a tratar y elaboren el orden del día. Estos alumnos y alumnas pueden ser quienes posteriormente van a dirigir la asamblea, y se deben seleccionar de modo rotatorio entre toda la clase, para dar opción a que participe el mayor número posible.

2. EL VALOR EDUCATIVO DE LAS ASAMBLEAS DE AULA. En muchas ocasiones, los profesores y profesoras se desaniman por las dificultades iniciales que encuentran para llevar a cabo las asambleas. A las alumnas y los alumnos les cuesta asumir unas normas mínimas de funcionamiento democrático; les resulta difícil tratar en profundidad los temas propuestos; tienen escasa habilidad para centrarse en los aspectos fundamentales; no se cumplen los acuerdos establecidos, etc. Hay que tener en cuenta que el proceso de aprender a realizar asambleas de aula es largo y complejo. Cuando en un centro educativo se enseña a las alumnas y los alumnos a participar en asambleas desde los primeros cursos de Educación Infantil, y éstas se realizan de modo sistemático a lo largo de toda la escolaridad, las alumnas y los alumnos automatizan el procedimiento de la misma y adquieren unas habilidades para el diálogo que hacen de las asambleas una actividad muy eficaz para su formación y para regular la convivencia diaria. Por ello es conveniente que las asambleas se programen como una actividad transversal, en la que se debe implicar todo el profesorado tutor del centro. Entre los aspectos educativos de las asambleas que contribuyen a una mejora de la convivencia, cabría destacar los siguientes:
– Permite hablar sobre temas de la clase, lo cual facilita la colaboración, la amistad y la confianza y contribuye a cohesionar al grupo. – Las alumnas y los alumnos aprenden a expresar su opinión y a escuchar la de las demás personas de modo respetuoso. Independientemente del tema objeto de discusión, el diálogo constituye una finalidad en sí mismo. Aprender a dialogar es una habilidad básica que facilita la convivencia entre las personas integrantes de la comunidad educativa.
– Asumen responsabilidades en la organización de la convivencia del aula, entendiendo que hay situaciones problemáticas y comprometiéndose en su mejora.
– El aprendizaje de los mecanismos de participación democrática y la realización de acuerdos, pactos y votaciones.
Así, pues, las asambleas, además de constituir una actividad fundamental para regular y mejorar la convivencia en el aula, facilitan la adquisición de valores y actitudes. Valores como el respeto, el diálogo, la democracia, la justicia, la igualdad, la tolerancia, la cooperación, la ayuda al compañero o a la compañera, etc., se trabajan asiduamente en las asambleas de una forma vivenciada, lo cual contribuye a su asimilación.

3. EL PAPEL DE LA PROFESORA O PROFESOR EN LA ASAMBLEA. Como ya se especifica con anterioridad, la asamblea debe ser dirigida, siempre que sea posible, por las propias alumnas y alumnos. Esta estrategia tiene como finalidad la de formar alumnas y alumnos autónomos y responsables, en la medida que les exige un alto grado de implicación y de participación. Sin embargo, todos las alumnas y los alumnos no tienen la misma habilidad para preparar y dirigir una asamblea, ya que esta depende de factores, tales como sus capacidades generales, edad, habilidades sociales, competencia para el diálogo, capacidad de liderazgo, experiencia, etc. Por lo tanto, el papel del profesor o profesora en las asambleas puede ser muy diverso, dependiendo de las diversas combinaciones de las variables mencionadas.
El criterio general será que el profesorado intervenga siempre en la preparación de la asamblea y en la confección del orden del día de la misma, reduciendo progresivamente estas intervenciones al mínimo que sea necesario, conforme las alumnas y los alumnos van adquiriendo mayor grado de autonomía y eficacia. De cualquier manera, el profesorado no debe limitarse a ser uno más de la clase, y debe jugar siempre un papel de moderador, realizando intervenciones de ayuda, de clarificación de situaciones, de aportación de procedimientos, etc. Si la profesora o el profesor participase en los turnos de palabra como el resto la clase, tendría graves limitaciones para hacer las aportaciones en el momento que se necesitan. Esto no va en detrimento del nivel democrático de las asambleas, pues las alumnas y los alumnos, cuando se les explica convenientemente, entienden que el profesorado es un educador que nos está ayudando a realizar las asambleas del modo más correcto y eficaz posible. Pero esto no quiere decir que la profesora o el profesor puede intervenir constantemente en los debates para manifestar sus propias opiniones, sino que debe limitar sus intervenciones a los momentos que considere más importantes. El profesorado debe mantener siempre una actitud de respeto y de comprensión hacia las opiniones de las alumnas y los alumnos, evitando los juicios de valor sobre las mismas. De este modo aumentará la confianza de las alumnas y los alumnos para hablar libremente y expresar opiniones sinceras.
Respecto a los valores que sean objeto de discusión, la actitud del profesor o profesora dependerá del tipo de los mismos. Siguiendo los planteamientos de Trilla, cuando se discuten valores morales con rasgo de universalidad (respeto, justicia, democracia, tolerancia, la libertad, la honestidad, etc.) debe adoptar siempre una postura favorable a los mismos, de forma clara y contundente, si bien las estrategias didácticas a utilizar para que las alumnas y los alumnos los descubran y los asuman como propios pueden ser muy variadas. En el mismo sentido, la postura de la profesora o del profesor será claramente "beligerante" cuando la discusión se centre en contravalores (injusticia, esclavitud, desigualdad, insolidaridad, intolerancia, etc.) (Trilla 1992).
Cuando la discusión se centre en valores que no son de carácter moral y, por lo tanto, sin rasgo de universalidad (placer, riqueza, sexo, salud, relaciones chicos-chicas, religión, familia, etc.), debe evitar expresar su propia opinión, pues esta puede condicionar fuertemente el debate. Sus intervenciones se dirigirán a facilitar el diálogo, manteniendo una postura neutral
El grado de directividad o no directividad que mantenga el profesor o profesora en la asamblea dependerá del desarrollo de la misma. Cuando sea necesario intervenir para centrar el tema de la discusión o para evitar desviaciones del mismo, para estimular a la participación de todas las alumnas y los alumnos, para resumir o sintetizar las diversas posturas sobre un tema, o para señalar el tiempo de que se dispone para concluir la discusión, la profesora o el profesor debe hacerlo sin dudar, pues ello redunda en una mayor eficacia de la asamblea. Sin embargo, ha de ser muy prudente a la hora de realizar intervenciones sobre el contenido que se está discutiendo. Es mejor dejar que las alumnas y los alumnos debatan sobre el mismo y lleguen a sus propias conclusiones y propuestas. Es decir, que sus intervenciones se deben centrar en la forma, pero no en el fondo de la cuestión.

(Extraído del documento LA ASAMBLEA, UNA INVITACIÓN AL DIÁLOGO del Col.legi Públic Llibertat (Badalona))


Propuesta de medidas para fomentar la participación democrática de la comunidad educativa.

Interesante página que viene a resumir este tipo de medidas a toda la comunidad educativa.


Democracia y participación en la escuela.



· Aumentar el juego cooperativo para convertirlo posteriormente en juego de reglas.


Interesante trabajo sobre juego cooperativo que aunque centrado especialmente en el área de Educación Física incluye conceptos válidos para todo momento y lugar.



· Realizar proyectos que conecten los aprendizajes formales con la realidad.


Del informe de la Unión Europea “La Educación para la Ciudadanía en el contexto escolar europeo” de 2005 podemos entresacar algunas formas de participación de los centros escolares en la sociedad:

- Asociaciones e intercambios de alumnos con centros de otros países.

- Visitas a las instituciones de barrio o municipio o a los cuerpos de la comunidad.

- Recaudación de fondos para proyectos de beneficencia o solidaridad.

- Trabajo voluntario.

- Prácticas de trabajo de corta duración para los alumnos de Educación Secundaria.


El Aprendizaje Servicio como práctica educativa.

Educar las emociones supone, necesariamente, dar la posibilidad de ejercitarlas en la práctica. El aula se trata del lugar prioritario para ejercitar esta educación, sus actitudes y valores; pero, con sólo un poquito que nos paremos a pensar nos daremos cuenta de que para esta tarea ese espacio se nos queda extremadamente pequeño y que necesitamos poner en situaciones más complejas y variadas al alumno si queremos que éste tenga ocasión de desarrollar ese aprendizaje y aquí, aparece el centro como espacio significativo de aprendizaje, como generador de situaciones en las que tener ocasiones para adentrarse en la complejidad. Éste paso ya es en sí problemático pues no tenemos la costumbre de entender el centro educativo como núcleo fundamental de aprendizaje, como lugar educativo en sí mismo, con sus propios espacios y tiempos al servicio de un único proyecto, y aún así si somos honestos con nosotros mismos hemos de aceptar, en primer lugar, que el centro se nos vuelve a quedar pequeño y que es la comunidad la que educa, y, en segundo lugar, que nosotros no podemos desentendernos sin más de ese proceso educativo más allá de las paredes del centro. Nuestra responsabilidad y servicio no se agota en el nombre y número de lista que supone el alumno, sino que, a través de él, ha de llegar a la comunidad en la que vive y coeduca con nosotros.
El aprendizaje-servicio es un instrumento idóneo para trabajar dos competencias, la social y cívica (¿cómo será posible evaluarla fuera de una práctica de servicio a la comunidad?) y la emocional. En ese servicio a la comunidad es donde se forjan realmente las emociones, empatía, auoestima, sensibilidad, equilibrio. Nos topamos con un importante problema, la devaluación que en nuestra sociedad ha sufrido el concepto servicio. En esa devaluación, no escurramos el bulto, hemos colaborado todos. Se nos llena la boca de que estamos ante el culto del individualismo, del egoísmo social, del interés en todo y para todo y, al mismo tiempo, no concebimos el servicio como acto gratuito y forjador de la personalidad. Todo ha de tener un precio, también el servicio. Éste parece humillar al que lo realiza en vez de engrandecerlo. ¿Qué imagen de nosotros mismos estamos ofreciendo? ¿La de una persona desinteresada, servidor público, comprometida con su entorno, o la de un funcionario tópico y típico, con horario de oficina, que mide tiempo, esfuerzo y dinero?


El aprendizaje-servicio. Blog de competencia emocional.

Aprendizaje-servicio. Promoción de resiliencia.

lunes, 4 de abril de 2011

TRATAMIENTO DE LA INFORMACIÓN Y COMPETENCIA DIGITAL

El Reto de centro para esta competencia no puede ser otro que integrar las TIC en el currículo ordinario. Integrar no es utilizar ocasionalmente las TIC, sino incoporarlas al uso habitual, como tampoco es hacer lo mimo que veníamos haciendo, como bien ilustra el siguiente vídeo.




Me vais a permitir que para profundizar en esta competencia nos dejemos ir de la mano de Jordi Adell, profesor de la Universidad Jaume I de Castellón. Para los que no lo conozcan, se trata de una persona altamente cualificada y excelente comunicador, un guía inmejorable que merece la pena seguir. Para empezar viene bien una visión general que incluya el tratamiento de la competencia en otros países. Se trata de una conferencia pronunciada en Cantabria, sobre Competencias tecnológicas y currículo. Me interesa resaltar, de entrada, una idea: una adecuada integración de las TIC en el currículo lleva su tiempo, no basta con inundar de tecnología el centro ni con volver a "formar" en el uso de esas herramientas (más cursos de Word). En este proceso Jordi habla de cinco fases: 1. Acceso. Llegan los aparatos. Accedemos a ellos, a su funcionamiento. 2. Adopción. Los utilizamos pero hacemos lo mismo que veníamos haciendo antes. 3. Adaptación. Seguimos haciendo lo mismo pero al usar nuevas herramientas aumentamos la productividad. 4. Apropiación. Incorporamos nuevas maneras que la tecnología nos posibilita. 5. Innovación. Transformamos nuestro hacer. Ni todo el mundo llega a la última fase ni todos los centros. ¿Donde nos encontramos nosotros? y lo que es más significativo, ¿hasta donde estamos dispuestos a llegar?.




¿Qué elementos incluye esta competencia y es necesario trabajar? 1. Competencia informacional. Conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas necesarias para trabajar con la información. 2. Competencia tecnológica. Manejo de las herramientas tecnológicas (no solo ordenadores) 3. Alfabetizaciones múltiples. Nuestra sociedad ya no es la del texto impreso, se trata de una sociedad audiovisual y la mayor parte de la información se recibe a través de esos lenguajes. 4. Competencia cognitiva genérica. Capacidad para convertir información en conocimiento. 5. Ciudadanía digital. Preparación para vivir en un mundo en el que la realidad virtual es ya un lugar más. El siguiente vídeo nos introduce con más detalle en lo anterior.



La escuela 2.0 nos ofrece diferentes posibilidades, en este pequeño reportaje de Canal Sur se nos habla de tres posibles herramientas: la webquest, los mapas y las wikis.




Claro está, trabajar la competencia digital del alumnado presupone una competencia digital del profesorado. Es el tema del siguiente vídeo.





Por último, una recopilación de quince minutos. Interesante el concepto de edu-punks. Se agradece mucho el carácter provocador de Jordi Adell.







Para finalizar enlaces a algunos de sus entradas y documentos de interés:


Otras:



Unas cuantas obviedades al alcance de cualquiera.



  • Planificar al menos una Unidad Didáctica al mes con el uso de las TIC, eso sí, a modo de proyecto de investigación, bien preparado, con un buen guión y adaptado a cada edad (es posible trabajar desde los primeros cursos de Primaria). Importante que esta práctica sea asumida en todas las materias.


  • Como herramienta de búsqueda de información. Irnos desprendiendo poquito a poco de la dependencia respecto a los libros de texto.


  • Como procesador de textos. Lo más básico. Su uso frecuente facilita la elaboración correcta de textos escritos incluida una correcta ortografía. Es necesario aprender a manejar el corrector ortográfico y los diccionarios on-line de sinónimos y antónimos.


  • Cómo material didáctico de aprendizaje. Existen multitud de programas de ls distintas áreas con un estupendo uso didáctico.


  • Cómo participación del centro en juegos y concursos online.